* Por
En nuestro país, un jefe debe ser calvo y tener una gran panza. Como mi tío no es calvo y no tiene la panza grande, cuando lo ves no puedes saber enseguida que es un verdadero jefe, con un gran despacho en el centro de la ciudad. Está en Heshima House, un edificio refinado, flanqueado por el Ministerio de Policía y ese complejo bancario con un patio enorme que se ve desde la autopista. Todos los jefes que salen de esos edificios tienen barrigas grandes y cabezas brillantes. Hay una cafetería refinada en el piso bajo de Heshima House, con unos parasoles verdes en la terraza para que los jefes tomen sus almuerzos-de-jefe y bebidas-de-jefe. El Tío Ben una vez me compró un batido allí.
Aparte de la cabeza llena de pelos y la panza plana y fuerte -es tan fuerte, que puedo subirme encima y quedarme parado con los dos pies y él se ríe hasta que me acabo cayendo -nadie sospechaba que el Tío Ben fuera un jefe porque todo el mundo sabe que es profesor de universidad. Respetable, por supuesto, pero no respetable al nivel de un jefe, no dentro de esta economía. Pero tiene una casa junto al campus principal y sus estudiantes van por ahí asegurando que es el científico más enrollado que conocen. Solo se pone las gafas para conducir y, cuando las lleva, me parece que Mamá está pensando que se casó con el hermano equivocado, porque Pops el Paleta es simpático pero algunas veces es aburrido. El Tío Ben nunca es aburrido.
En fin, que ahora Mamá hace como que siempre ha sabido que al Tío Ben le faltaba un tornillo, porque la Tía Sheri le ha contado qué tipo de despacho tiene, y no saben que estoy oyendo lo que dicen desde debajo de la ventana de la cocina. El cartel del despacho está en medio de todos esos que hay en el lateral de Heshima House, nada que desentone. Los clientes que van allí desde luego son de la talla de un jefe. Y el eslogan promete gran calidad y absoluta discreción, pero la Tía Sheri sabe cómo conocer a gente que conoce a gente. Fue así de hecho cómo acabó obteniendo el contrato de catering en el Ministerio, y cómo más tarde se empezó a preguntar por qué los funcionarios después tantas horas de trabajo se acercaban paseando hasta Heshima House, cuando ella cambió el menú de la cantina con su comida deliciosa; que fue cómo después descubrió y se dio cuenta de que se dirigían directamente al ascensor en vez de girar a la derecha a la cafetería; que fue también cómo empezó a buscar a alguien que trabajara en el edificio y le pudiera responder a sus crecientes preguntas, que acabó siendo precisamente un joven que salía del ascensor. A Tía Sheri le llevó unos cuantos días de encantos y menús gratis para convencer al hombre de que le diera una respuesta completa, pero la Tía Sheri llegó a nuestra casa esa tarde con la victoria en la cara, como la base de algo nuevo, y le anunció a Mamá que el Profesor Benson Shikuku, Doctorado, también era el próspero propietario de Great Baobab Investments, el mayor y más exclusivo bordel de la ciudad.
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*Este relato corto fue el ganador del concurso organizado entre la revista AFREADA y el festival Africa Writes con motivo de su reciente edición de 2017. Las bases del concurso establecían retomar las primeras dos frases del libro «Mañana cumpliré veinte años», del aclamado escritor Alain Mabanckou. Para leer otras de las historias seleccionadas (en inglés), pinchen aquí.
Traducción: Ángela Rodríguez Perea.
* Wairim? M?r?ithi (@gathonii_ ?) es una escritora, editora y estudiante ocasional y una lectora a tiempo completo. Vive, ama y pedalea por Johannesburgo, además de mandar mensajes y recuerdos a casa, en Nairobi. Tiene una debilidad por los abrigos verdes. Cuando no está haciendo ninguna de las cosas antes mencionadas, duerme. Para hacerla feliz, basta con comprarle patatas.
* AFREADA es una revista literaria digital que publica, en inglés, relatos cortos originales de escritores emergentes del continente. El nombre es resultado de la fusión de dos palabras: «África» y «reader» («lector», en inglés). AFREADA busca presentar narrativas bien elaboradas y lecturas fluidas que hablen de las realidades cotidianas de los africanos en el continente y fuera de él.
MAR RODRÍGUEZ
Y, por supuesto, el relato se ha traducido mágicamente del inglés al español, él solito. ¿Podría saber el nombre de la traductora o del traductor, por favor? Gracias 🙂
Angela Rodríguez Perea
Mucha razón tienes, Mar. Traductora, ¡presente!
Lo voy a incluir al final del artículo…
MAR RODRÍGUEZ
Muchas gracias, :-).