Existen conceptos culturales presentes en diferentes puntos geográficos del mundo conectados de maneras inverosímiles que comparten sus raíces y sus motivaciones, su idiosincrasia y sus intenciones. La rumba es uno de ellos.
Podemos preguntar a cuatro individuos de cuatro puntos distintos del mundo qué significa para ellos la rumba, qué definición le etiquetarían, y los cuatro nos darían respuestas diferentes, aunque en la realidad estarían conectadas por un contexto histórico común de un pasado remoto que ya parece olvidado. Este contexto deberíamos encuadrarlo en la siguiente práctica socio-económica: el comercio triangular entre Europa, África y América.
El comercio triangular fue practicado por Europa durante más de tres siglos, partiendo del siglo XVI. Los reinos de Portugal y España buscaban nuevas rutas de comercio debido a la marginación y encasillamiento político y geográfico del primero y las necesidades económicas e inflacionistas del segundo. Este hecho sumado al bloqueo de las rutas terrestres y marítimas tradicionales hacia el Este por el Imperio Otomano, fuerza a estas dos potencias europeas a buscar nuevas rutas de comercio. España descubrirá América, Portugal bordeará África para establecer colonias comerciales que le permitan contactar con el comercio asiático en la India. Esta apertura geográfica mundial pronto será el inicio de una política colonizadora que tendrá como protagonistas también a otros reinos europeos, ávidos de materias primas a bajo coste. El establecimiento de enclaves coloniales europeos en la costa africana facilitará el contacto entre los nuevos colonizadores, aún no invasivos y las poblaciones indígenas.
Por otro lado, Europa encontró también en América un lugar más habitable en el que elaborar los productos que quería vender a sus propios habitantes. En América existían abundantes materias primas pero la mano de obra, ya interrelacionada por vínculos de parentesco durante los siglos anteriores de mestizaje no era tan eficiente y controlable como se buscaba además de haber desaparecido en su gran mayoría debido a las enfermedades y guerras que asolaron el continete. Las jefaturas africanas completaron la ecuación. Estas ofrecieron en venta a su población masculina, fuerte y manipulable que los europeos aceptaron de buena gana. El comercio triangular había nacido. La práctica comercial consistía en fletar barcos desde Europa con productos de baja calidad que intercambiaban por materias primas y ahora ya sí, esclavos, que se transportaban directamente a América en dónde trabajaban estas materias primas africanas y las americanas en condiciones inhumanas. Estas materias primas eran llevadas a Europa en dónde se vendían a su población por un precio mucho más elevado. Los restos de estos productos se trasladaban a África en donde las jefaturas apreciaban esta nueva aunque barata y mal producida tecnología. La práctica comercial resultaba perfecta. No se desperdiciaba ninguna carga marítima y los precios de producción resultaban ínfimos respecto a las ganancias obtenidas que se veían nutridas por una venta residual en tierras africanas de los productos rechazados por la población europea.
Este tipo de comercio fue el eje fundacional de muchas de las potencias europeas, que en muchas ocasiones incluso colaboraban financiando una o dos partes del viaje teniendo en cuenta su posición ventajosa de colonizador según el área geográfica en el que se encontraran. Sólo la abolición de la esclavitud, ya a principios del siglo XX, significó la decadencia de este sistema, verdaderamente debilitado por la industrialización que convirtió a la mano de obra humana en algo prescindible.
El comercio de esclavos supuso un negocio que proporcionó pingües beneficios tanto para las naciones comerciantes como para las jefaturas vendedoras y para los explotadores americanos. Los esclavos africanos fueron, sin duda alguna, los grandes perdedores de esta práctica comercial que denigró sus derechos hasta límites inimaginables. La práctica de este comercio proporcionó grandes riquezas económicas a sus beneficiarios pero otros tipos de procesos culturales se estaban desarrollando paralelamente de manera completamente espontánea que marcarían el devenir de la música y la religión de las áreas afectadas.
Los expertos citan a la etnia africana gangá como introductora de la rumba en las Antillas. El origen exacto de este grupo étnico ha supuesto una gran controversia, aunque se considera generalmente como de origen bantú y del Congo, por lo que podríamos situarla en la vasta región del África Central.
Los esclavos viajaban sin posesiones materiales de las que eran despojados, pero si lo hicieron con su tradición cultural que pronto hizo mella en las culturas receptoras. Trabajaban durante el día pero durante la noche continuaron realizando sus prácticas y ritos tradicionales. Estos ritos nocturnos se basaban en la música y la religión de tradición animista, mezcladas en una única liturgia inseparable que suponía la única vía de escape y la sola conexión con su tierra madre. Pronto los esclavistas, ya cristianizados en América, prohibieron estos ritos peligrosos y paganos a sus ojos. En muchas áreas americanas los instrumentos de percusión fueron prohibidos, ya que se relacionaban con la religión oscura e impía de los africanos. Éstos, ya despojados paulatinamente de su tradición religiosa animista tomaron los instrumentos que se les permitía tocar para desarrollar su música, entre ellos, la guitarra, que los españoles habían llevado a América durante esos siglos.
De esta fusión “bastarda” entre ritmos y bailes prohibidos africanos, las melodías americanas y la armonía europea, nació la rumba, cuyo origen se establece según muchos autores en el actual Congo y se configura en el Caribe como rumba caribeña a través del baile para desembarcar en Europa mutada una vez más continuando la ruta comercial que anteriormente apuntábamos. A esta rumba, al igual que a la guajira o la colombiana, el flamenco la definió como cante de “ida y vuelta”. Esta terminología ha quedado impresa en los musicólogos de todo el mundo que ya consideran no únicamente a la rumba, sino al reggae, la salsa, el highlife, el blues, el soul, el gospel o el calypso como estilos musicales de “ida y vuelta”. Esta rumba primero americanizada y posteriormente europeizada retorna una vez más a África a través del soukouss, estilo musical muy popular en todo el continente que hunde sus raíces en Europa, América y en su propia tradición pasada.
La tipología de la rumba varía pues dependiendo de su localización. En las tres áreas afectadas por la práctica del comercio triangular, el estilo ha evolucionado de manera distinta, pero siempre manteniendo sus patrones rítmicos basados en el compás del 4/4, su aceleración y su carácter festivo. En África hablamos del soukouss, de zouk o de benga, en América de colombianas, el guaguancó, el yantú e incluso el son, y en Europa de rumba flamenca, catalana y francesa. Un inabarcable número de artistas han practicado el estilo durante sus años de historia, su evolución ha permitido que los subgéneros nacidos a partir del mismo patron rítmico sean tan diversos y ricos que nos permitan disfrutar de la rumba en cada una de sus diferentes versiones.Podemos establecer una relación directa y compartida a través del ritmo de cada uno de estos estilos, aunque la rumba europea se haya mezclado más con propuestas de otros orígenes como el son, o con elementos locales como el flamenco.
El viaje de la rumba pues, se inicia en África Central como un baile de fertilidad, de allí, a través del esclavismo, se asienta en las Antillas para ser una vez más transportado a Europa habiendo adquirido su carácter melódico ya en América. Los fenómenos musicales actuales africanos del soukouss o el zouk se configuraron como una nueva mezcla de «ida y vuelta», los ritmos contemporáneos africanos se unen a las melodías y patrones cubanos que desembarcan y se ponen de moda en África durante el periodo colonial, durante el cual los europeos buscaban reproducir el ocio y por tanto, la música, de la manera de vivir colonial que ya conocían, la americana.
La rumba pues, ya sea en África Central, en las Antillas o en el sur de Europa, es portadora de una historia, ya no sólo musical y cultural si no política, social y económica, reflejando y fosilizando un periodo histórico concreto, superándolo, manteniendo y haciendo crecer algo que ningún comercio de esclavos podrá nunca arrebatarle: el ritmo.
Vídeos
Wendo Kolosoy, padre de la rumba congoleña
Los Muñequitos de Matanzas (Cuba)
Antonio González «El pescaílla»
Iaco
La rumba congoleña de los años 50 y 60, al igual que la rumba catalana, es fruto de la enorme popularidad que alcanzó la música cubana a nivel mundial a partir de los años 20 y 30, y poco tiene que ver con la auténtica rumba cubana, sino más bien con el son y la guaracha.
Javier Mantecón
Gracias Iaco por tu comentario.
Efectivamente la gran popularidad que obtuvo la música cubana en todo el mundo en los años 20 y 30 introdujo una gran cantidad de cadencias y melodías en músicas ajenas, como la africana o el flamenco. El son y la guaracha fueron estilos cubanos muy populares en aquellos años, al igual que el cha-cha-cha o el mambo. En los países africanos adscritos al eje comunista tras su independencia, es relativamente sencillo rastrear esta influencia en su música popular, ya sea en la mandiga, el highlife o la benga. Cierto es también que tanto en Cataluña como en Francia se asoció el término «rumba» a ritmos festeros, no forzosamente provenientes de la rumba cubana, pero no debemos olvidar que la rumba flamenca en este caso tiene mucho de clave en todo este asunto. La tangos flamencos, de orígen claramente saheliano, son la raíz rítmica de la rumba flamenca, del sonido de Caño Roto, y en gran parte de la rumba francesa y catalana, practicada en sus inicios en los años 50 en muchas ocasiones, por gitanos. La influencia del son y la guaracha, al igual que el pop y el rock´n´roll, son claras en el caso catalán, pero eso no elimina su orígen.
Sería interesante rastrear la influencia de la rumba flamenca en todo este proceso. Ver hasta qué punto está influenciada por los ritmos caribeños, como sí lo están otros palos del flamenco como la guajira, la milonga o la vidalita. Como bien señalas, la influencia de la rumba en Europa no es en muchos casos la rumba cubana, pero sí su raíz africana, más directamente relacionada con el blues y los ritmos binaros de África Occidental que con la rumba original centroafricana. La conexión entre la rumba centroafricana (que no la congoleña, que como acertadamente apuntas, tiene más influencia del son que la flamenca) y los ritmos de África Occidental serían fácilmente trazables a través de la expansión bantú.
Sí que creo que por otra parte la rumba congoleña reciente, aunque tiene una gran influencia caribeña, posee también un sustrato local importantísimo, al igual que la catalana. Si no fuera así, en ambos casos escucharíamos patrones muy similares, lo que no es el caso. Pero lo cierto es que el ritmo sí está ahí. La rumba cubana, tiene sin duda alguna origen africano, al igual que la flamenca (y por ende la catalana) y obviamente la congoleña. Lo bonito es que, aunque la palabra «rumba»provenga de un significado más que de un patrón musical (al igual que el tango), ésta posea un ritmo identificable en lugares tan distantes. Un ritmo que ha viajado con los esclavos, soldados y aventureros y que nos llega hasta nuestros días en plena forma.
Iaco
Música de ida y vuelta sin duda, por eso gustará tanto a los africanos la música cubana, reconocerán elementos propios en ella.
Gracias por tu respuesta.
Javier Mantecón
La música cubana tuvo (y tiene) mucha influencia en África, pero probablemente de manera inconsciente, no siempre creo que se relacione directamente con su música tradicional.
La cooperación cultural que realizó cuba en los 60´s y que se extiende hasta nuestros días promovió el intercambio de músicos entre África y Cuba. Muchos músicos de Malí, Senegal, Kenia, Congo o Ghana se formaron durante estos años en Cuba tras la revolución. Estos músicos reformaron una vez más la presencia de las formas cubanas una vez retornados pero interiorizándolas aún más en su tradición que las orquestas de los años 50, que fotocopiaban los ritmos caribeños demandados por los colonos.
Un viaje sin duda apasionante. Si te interesa el tema te recomiendo el disco-libro de Raúl Rodríguez, «Razón de Son» de 2014. Un compendio antropológico-musical delicioso, tanto como lectura como disco. En él Raúl, que conoce muy bien el tema, profundiza desde el punto musicológico, a través de unas canciones alucinantes. ¡no te defraudará!
Iaco
Muchas gracias por la recomendación, intentaré conseguir el disco libro. Este verano lo vi actuar en Cartagena y me pareció muy interesante su proyecto. Lo mejor para mi del Festival fue Vadou Game
Isabel
Hola! Me pareció muy interesante el artículo. Lo que me pareció incorrecto representar un rumba cubana con la canción de Celia Cruz que es más bien una salsa neoyorquina con una pequeña introducción de rumba. ¿Por qué no usar una verdadera rumba cubana como de los Muñequitos de Matanzas o los Rumberos de Cuba?
Javier Mantecón
Gracias por el comentario Isabel. La verdad es que los Muñequitos de Matanzas son mucho más próximos a lo que consideramos música afrocubana más que a Celia Cruz que sin duda es más salsera. Otros grupos como Yoruba Andabo o los Papines son más cercanos al concepto de rumba de ida y vuelta de que hablamos. Corregido queda.
Un saludo,
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Errol Montes Pizarro
Gracias por su artículo, pero no hay que confundir la rumba cubana con sus variantes (guaguancó, columbia y yambú) con el Son cubano que fue el género que más contribuyó al desarrollo de la «rumba congoleña», aunque no el único. El mismo Wendo Kolosoy, que mencionas, grabó canciones con otras influencias afrocaribeñas en donde incluso notamos similitudes con la música jíbara de Puerto Rico. Es que el Son cubano se conoció incorrectamente como «rumba» fuera de Cuba.
Javier Mantecón
Gracias por el comentario Errol. En el artículo y en los comentarios sí señalo que la rumba flamenca y catalana tienen más que ver con una mezcla de tangos flamencos con el son cubano, y por qué no, el rock and roll, en su estructura a veces incluso casi pop. Porque el son no es más que una mezcla natural y específica de la región entre armonías españolas y ritmos africanos ¿no es así? Es cierto que este estudio de la rumba tiene casi más tintes etimológicos que antropomusicales, ya que «rumba» es un término que señala más de un estilo, al igual que «tango», aunque el artículo quiere hacer más hincapié en las relaciones musicales entre los tres continentes a través del 2/4 y el 4/4, para posteriormente ir desarrollando su propia idiosincrasia en lo que respecta a la rumba. Porque «poner rumbo» y las «casas de rumbo» dan pistas ya de por donde podemos empezar a investigar. La rumba congoleña como señalas, recibió una gran influencia de la música cubana (sobre todo el son), de lo que en África se entendió por rumba cuando se puso de moda en los 50´s/60´s no siempre se correspondía a lo que la rumba fue originalmente en esos puntos de orígen, aunque yo sostengo que hay un sustrato común originario. En cualquier caso gracias por la puntualización, el artículo tenía como objetivo sacar a la luz esa relación musical paralela al contexto histórico, trazando un hilo del que tirar y que, aunque con millones de matices, sigue uniendo esas músicas, y por tanto, culturas.
Errol Montes Pizarro
Gracias por tu respuesta y entiendo y coíncido con tu análisis. De hecho la palabra «rumba» en el Caribe hispanoparlante incluso puede significar fiesta con música, como cuando decimos me voy de rumba, y no necesariamente un ritmo específico. Desde el 2001 tengo un programa de radio que se llama Rumba Africana y algunos «puristas» aquí en Puerto Rico me criticaron el nombre del programa porque, según ellos, se podía prestar a confusión porque mi programa no era sobre «rumba» entendida como la rumba cubana (guaguancón, columbia y yambú). Les expliqué que estaba usando rumba en su acepción de fiesta con música. He escrito un libro sobre esos intercambios que señalas en tu artículo y muchas más. El libro se titula «Más ramas que raíces: Diálogos musicales entre el Caribe y el continente africano» (Editorial Callejón, 2017). Puedes mirar el portal: https://masramasqueraices.com/.
Javier Mantecón
Gracias por tu referencia, ¿dónde y cómo podemos conseguir el libro?
Edmundo Pina Machin
Celia Cruz como ella misma lo define es una guarachear nata, ese es el origen de sus interpretaciones y es la musica que interpreta, el otro nombre es circunstancial, si hacen un estudio morfológico y ritmatico se darán cuenta que la salsa es el nombre que le dieron a los variados ritmos cubanos por diferentes razones y lo dijo Pacheco y otras personalidades, lo que es innegable son los aportes que ha tenido por músicos de NY, PR, Venezuela y otras naciones, claro estos no sienten la musica ( algo normal)como la sienten los del país donde se origino que es Cuba, que no han parado de evolucionar, sin querer ser polémicos es una realidad que muchos músicos de la llamada salsa tienen como referencia a Cuba. estos géñeros que hoy están agrupados con otros nombres son ejecutados junto con sus danza desde muchos años antes que sugiera ese nombre. A nadie se le ocurriría ponerle otro nombre al jazz si es ejecutado por Rusos Chinos o Marroquíes.
Antonio Mora Ayora
Todo correcto pero la llamada rumba flamenca de ida y vuelta no bebe en la Rumba Cubana sino en el Son tal como lo trajo a España el cantaor flamenco Pepe de la Matrona en 1914 segun testimonios sonoros. Lo único que coge de la rumba cubana es el nombre pero el ritmo es Son, óiganlo pues la grabación esta en youtube https://www.youtube.com/watch?v=JEY0BsDh4wI .
Yo también cometí en mi libro DE ORILLA A ORILLA el mismo error al afirmar que el origen de la rumba flamena era la rumba cubana… pero claro, cuando la intentaba tocar a la guitarra me iba al Son… aguarachado claro.
Como digo ni es guaguancó, columbia o… no recuerdo ahora el otro toque de rumba cubana.
Fueron esos primitivos sones y guarachas que trajo en su vuelta a España Pepe de la Matrona lo que aqui se populariza como rumba flamenca a la que luego el pescadilla le da un nuevo aire en Cataluña