Entre el 20 y el 30 de noviembre, el festival Chéries-Chéris de París acoge películas de todo el mundo en torno a la temática LGTBI+. La 27ª edición, que clausura hoy, ha contado con dos películas rodadas en África.
Todavía es raro ver películas rodadas en África que reflejen la experiencia y los problemas LGBT+. Podríamos citar las más famosas: Woubi Chéri (Philip Brooks, Laurent Bocahut, ambientada en Costa de Marfil, 1988), Être soi-même (Be Yourself, Laurent Maurice Lafontant, rodada en Zimbabue, 2011), Dakan (Mohamed Camara, Guinea, 1999) y Rafiki (Wanuri Kahiu, Kenia, 2018) o, más recientemente, Kapana (Philippe Talavera, ambientada en Namibia, 2020), Ife, de Uyaiedu Ikpe-Etim (Nigeria, 2020), así como películas del sur de África (como I am Sherif, rodada en Lesoto por Teboho Edkins) y, sobre todo, de Sudáfrica, donde se está imponiendo una comunidad gay organizada (Apostles of Civilized Vice, Zackie Achmat, 1999) y la ficción trata el tema (por ejemplo, Beauty, Oliver Hermanus, 2011; The Initiates, John Trengove, 2017, Moffie, Oliver Hermanus, 2019), Los dos largometrajes propuestos por el festival de Chéries-Chéris, realizados con medios limitados pero apoyados por asociaciones locales, tienen el mérito de presentar a los grupos homosexuales, sus experiencias y sus problemas.
Tal y como afirmamos en el número 96 de Africultures, dedicado a las homosexualidades en África, consideramos que la evolución de la homofobia y la transfobia en algunos países africanos es una deriva ostracista y un crimen contra la humanidad. Por eso es importante que documentemos los gestos creativos que contrarrestan estas discriminaciones, que deconstruyen la homofobia y pretenden afirmar la humanidad de todos.
Procedente de la República del Congo, Michel-le-s de Arthur-Vé Batoumeni sigue los pasos de Michel, de 18 años, cuyo hermano denuncia su homosexualidad escondida a su padre, un pastor estricto. Maldecido por su familia, tiene que abandonarla y se encuentra en la calle, pero es acogido por un grupo de apoyo. Una tía le defiende con estos argumentos: «si el niño quemase la casa, no quemaríamos al niño». Su abuela, por su parte, lo protege. Michel lo intentará todo para reintegrar a su familia, teniendo incluso que pasar por un exorcismo…
Los intercambios de los miembros del grupo de gays y lesbianas son edificantes: todos han tenido que enfrentarse a la violencia. La asociación actúa como una familia de acogida, comprensiva y tranquilizadora, incluso en la afirmación física de su diferencia. Como los demás, Michel quiere que «el mundo me acepte como soy». La asociación lucha así por el reconocimiento de sus derechos (Resolución 275 de la Comisión Africana de Derechos Humanos de 2014 contra la discriminación por orientación sexual real o supuesta). Una presentación hace referencia a los bitesha del Imperio Luba, minorías sexuales y de género en el África precolonial, lo que puede explicar por qué la RDC no criminaliza la homosexualidad. Todo esto solo se menciona, ya que la película es tan dramática como alegre y festiva.
Este es también el caso de I am Samuel, de Peter Murimi, un documental que ha sido prohibido en Kenia, para gran pesar de su director. Murimi considera que su película es un llamamiento al diálogo. En este país, la ley 162 prescribe que «cualquier relación sexual contra el orden natural» es culpable de ofensa. La película comienza con esta afirmación, después de un ejemplo de violencia contra un hombre gay en la calle, una realidad que es recordada por los testimonios más adelante. La película también lleva el nombre de su personaje, en su deseo de explorar una intimidad que es válida para todos. Samy ha crecido con sus padres agricultores. Su padre siempre ha vivido con la convicción de que «su palabra es la ley». A los 14 años, Samy descubre que es diferente, pero no hay nadie para entenderlo. Tras mudarse a Nairobi, descubre gracias a Internet que hay muchos otros como él. Se enamora de Alex, cuyos padres «saben la verdad pero quieren creer la mentira». Samy invita a Alex a visitar a sus padres pero no puede ocultarles esta verdad, lo que provoca el rechazo de su padre y la prohibición de volver…
Samy y Alex se van a casar en su propio entorno y tratarán de ganarse al padre de Samy… Dedicado «a los queers africanos, con la esperanza de que vivan en el amor y la verdad con sus familias», I am Samuel se centra en esta esperanza de serenidad.
Poco a poco, por todo el mundo, el tema empieza a ser menos tabú, las opiniones evolucionan, los activistas se organizan, denuncian las injusticias y exigen la aplicación de textos internacionales, aparecen expresiones literarias y artísticas, como estas valientes películas que intentan hacer avanzar el pensamiento y romper los prejuicios.
La película MICHEL-LE-S puede verse en línea aquí, gratuitamente, introduciendo la contraseña (película en francés) https://vimeo.com/563204270
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Este artículo fue publicado en Africultures. Para leer el original, en francés, clic aquí.
Traducción: Ángela Rodríguez Perea.