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Fatoumata Diawara: «La música es el instrumento que une al mundo»

Fatoumata Diawara (1982, Costa de Marfil) es una artista polifacética, actriz, bailarina, cantante y compositora que fusiona el folk wassoulou de Mali con blues, funk, jazz, soul, creando una impresionante combinación con su melodiosa voz. Escribe y arregla sus propias canciones y en el mundo de la música empezó como corista para diferentes artistas africanos. De hecho su voz se puede escuchar en discos de Oumou Sangaré, Dee Dee Bridgewater, Herbie Hancock, Cheikh Lô o en el célebre álbum Afrocubism.

Fatoumata irrumpió en la escena internacional con su exitoso disco debut “Fatou” en el año 2011 y ha participado en proyectos ganadores de Grammy. Además ha colaborado con músicos como David Albarn (Blur, Gorillaz), Amadou & Mariam, Richard Russell o Paul McCartney, entre muchos otros. Apadrinada por el prestigioso sello de Ali Farka Touré y Oumou Sangaré, Fatoumata es una artista versátil que además de cantante es actriz de teatro y cine. De hecho, participó en el Festival de Cine de Cannes 2014 con el film Timbuktu, del director Abderrahmane Sissako, donde también colaboró con la banda sonora.

Fatoumata D. 2 (1) - copiaAlta, serena y elegante, con una sonrisa iridiscente, Fatoumata Diawara, dueña de un talento fresco, con un sonido único y una bolsa llena de hermosas canciones escritas por ella, ha tenido una vida que abarca toda una gama de experiencias como la lucha contra la oposición de los padres a sus ambiciones artísticas, el prejuicio cultural que enfrentan las mujeres en toda África y el éxito como actriz en cine y teatro antes de encontrarse con el medio al que su talento siempre estuvo destinado: la música. Y el centro de su música es cálida, con una voz afectada, guitarra rítmica y canciones melódicas que provienen de su propia experiencia. Canciones que hablan sobre los derechos de las mujeres, de los derechos de los niños, canciones que hablan de paz, de sueños y que no son más que el reflejo de las vivencias de una mujer comprometida con el mundo que la rodea. Para Fatoumata un artista tiene la obligación de ser un vehículo para transmitir todos esos mensajes de responsabilidad social y de paz. Por su implicación en la promoción de los derechos de las mujeres, le concedieron el premio Science for Peace 2013 de la Fundación Umberto Varonesi de Milán, que se otorga sólo a reconocidos artistas por su compromiso con la paz como Daniel Baremboim.

En el marco de su primera gira por América Latina, Fatoumata Diawara llegó a Bogotá para ofrecer un único concierto en el prestigioso Teatro Colón de la capital colombiana. Y es que Colombia, Argentina o Chile son algunos de los países que visitará la artista durante esta gira. Para ella «la música es el instrumento que une al mundo».

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Foto Ximena Vázquez

¿Cual es su pasión?

Mi pasión es la música, mi trabajo y transmitir a través de mis canciones mensajes de paz y de conciencia que lleguen a la gente.

¿Qué le inspiró para dedicarse a la música? 

A los 10 años vivía en Costa de Marfil con mis padres. Decidí que no quería ir más a la escuela y ellos me enviaron donde una tía en Mali. En Bamako empecé a hacer teatro y es que lo que mis padres no sabían era que mi tía era actriz. Llegó un momento que ni mis padres ni mi tía querían que siguiera actuando A los 15 años me querían casar con un primo ya que en Mali está mal visto que una adolescente sola se dedique a actuar. No quería casarme, así que acepté la oferta de una compañía de teatro francesa que llegó a Bamako y me fui. Rompí la tradición… En Francia, además de trabajar en teatro, tuve la oportunidad de ser corista para algunos artistas africanos como Oumou Sangaré o Dee Dee Bridgewater. Ahí descubrí la música y un día decidí coger una guitarra y empecé a tocar sola, a escribir y a componer y me di cuenta de que era la música lo que me inspiraba.

¿Cree que la música evoluciona con un artista o por el contrario que es el artista quien evoluciona por su música? 

Sin duda es la música la que evoluciona con el artista. Yo he ido creciendo, aprendiendo a lo largo de estos últimos años. He tenido la oportunidad de colaborar con otros músicos y eso me ha enriquecido a nivel musical enormemente. Y por esa razón mi música también ha evolucionado y sigue evolucionando.

¿Qué eventos en su vida son los que le han hecho crecer?

La vida misma. Ser mujer y africana no es fácil en Mali, donde la sociedad es conservadora respecto a la mujer. Soy responsable de mis propias decisiones y mi escuela ha sido la vida. A través de mis viajes a diferentes países he aprendido lecciones que no se aprenden ni en la escuela ni en la universidad. La vida me ha hecho crecer y me sigue enseñando mucho.

¿Cómo se siente al formar parte de la discográfica World Circuit, la misma discográfica que descubrió al músico maliense Ali Farka Touré? 

Para mí es un honor. Me siento feliz, respaldada y cuidada. Me gusta formar parte de una familia a la que pertenecen grandes músicos como Ali Farka Touré o Buena Vista Club Social.

Además de los mensajes de sus canciones, ¿qué nos puede decir de su música? ¿cómo define su sonido? 

Mi sonido es universal pero también una mezcla de ritmos que se cantan con el alma. Canto la música de mis ancestros y el sonido wassoulou está muy presente. Yo canto en bámbara, mi lengua, y mi sonido es una fusión de lo que quiero transmitir y la melodía.

¿Cómo se siente al subir a un escenario? 

Me transformo y me gusta dar lo mejor de mí misma. Cuando subo a un escenario voy con un arma, y esa arma es mi voz. No deberíamos empequeñecer la música como algo que no tiene importancia. La música es un arma poderosa.

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Foto Ximena Vázquez

Sabemos que es una mujer comprometida con los derechos de las mujeres en África. ¿Qué piensa de la poca presencia de mujeres cantantes del continente? 

Pues somos muy pocas y necesitamos seguir cantando para motivar a todas aquellas niñas a las que les gustaría cantar. Somos sus roles, son lo que ven. Dobet (Ghanore), Angélique (Kidjo), Oumou (Sangaré), Mayra (Andrade) o la fallecida Miriam (Makeba), somos muy pocas, casi puedo contarnos con los dedos de la mano. Hay muchas mujeres que cantan pero no es fácil ser profesional, no es fácil que te apoyen otros músicos (sobre todo hombres), no hay libertad. Yo sé que en Mali muchas niñas y mujeres me ven como un ejemplo y siguen cada paso que doy. Soy absolutamente responsable de ser ese pequeño rol para todas ellas. Creo que el futuro está en las manos de las mujeres.

¿Cuál es la historia detrás de la canción “Sowa”? 

Sowa es una canción sobre la infancia que viven muchos niños en África que crecen sin sus padres. Hablo también un poco de mi propia experiencia, a los 10 años me enviaron a vivir con una tía y no volví a ver a mis padres hasta que cumplí 26 años. Es muy normal que muchos niños sean enviados a vivir con familiares que a veces ni les dan la atención ni el amor que necesitan. Esos niños crecen en una soledad absoluta y muchos se ven forzados a vivir situaciones que ningún niño debería vivir.

Los radicales islamistas tomaron control del norte de Mali en 2012, prohibiendo la música y a los músicos. Usted escribió una canción llamada «Mali-ko» que se convirtió en un himno para la paz. ¿Cómo surgió la idea y cómo vivió esos momentos?

Mali-ko es un himno por la paz, de hecho quiere decir paz. Sentí la necesidad de hacer algo por mi país en un momento de crisis, incertidumbre y miedo. Mali-ko fue un grito al mundo. Un grito que buscaba la unidad para proteger nuestra cultura y para proteger la música en el mundo. Conseguí reunir a todos los artistas de Mali como Amadou & Mariam, Oumou (Sangaré), Bassekou (Kouyaté), Toumani (Diabaté) y también desde Costa de Marfil a Tiken Jah Fakoly. Juntos cantamos con fuerza y esta canción la distribuimos de forma gratuita a través de todos los medios que teníamos en el país. Todo el mundo tenía esta canción, todos cantaban Mali-ko.

«Alama» fue una de sus canciones más populares en Mali pero es una versión muy diferente a la que se puede encontrar en su álbum «Fatou». ¿Le dio Nick Gold consejos para dirigir el sonido de su álbum?

Sí, Nick fue de una gran ayuda y me dio fantásticos consejos. Es bueno contar con la opinión y experiencia de alguien como él.

¿Cree que es importante que la gente en Europa y en América Latina conozca la verdadera historia de África, ya que el conocimiento sobre el continente es mínima, nula o llena de estereotipos? 

Sin duda. África está llena de estereotipos. A pesar de que pasan muchas cosas malas en África también pasan muchas cosas buenas. Sé que hemos perdido mucho y quizás uno de los pocos caminos que nos queda es la música. Yo por ejemplo no sabía nada de Colombia antes de venir aquí y me ha sorprendido enormemente. La música es un buen vehículo para mostrar la otra cara de África.

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Foto Ximena Vázquez

En la medida que su carrera ha evolucionado, usted ha jugado un papel importante como mujer africana que ha denunciado la violación de derechos que sufren muchas niñas y mujeres. ¿Alguna vez se le hace pesado o se siente desbordada con ese rol que ha tomado? 

No, porque creo que en lo que hago y estoy convencida de que hacen falta muchas voces que se mantengan firmes en situaciones de injusticia. No me pesa, no me desborda, al contrario me da fuerza y me inspira para seguir mi camino.

¿Nos puede hablar de la canción “Boloko”? 

Esta canción la escribí para luchar contra la mutilación genital femenina. Ya no estamos en la Edad Media, las niñas y las mujeres tienen derechos. Tienen derecho a sentir y no a ser mutiladas. Es una canción que denuncia esta práctica que tristemente todavía está vigente en Mali y en otros países africanos. Es un mensaje rotundo para decir que esto no está bien, está mal.

¿Ha sido siempre tan activista antes de dedicarse a la música o es la música que la ha ayudado a desarrollar esta faceta en su vida? 

Siempre he sido una rebelde y no me puedo quedar cruzada de brazos si hay injusticias a mi alrededor. Soy muy sensible y no me gustan las injusticias. Si con mi música puedo poner un granito de arena para denunciar algo que no está bien o para mejorar este mundo, entonces creo que voy por el buen camino.

En su canción “Clandestine” usted habla de la inmigración y de la situación de todos esos jóvenes africanos que deciden dejar su casa y viajar a Europa. ¿Cuál es el mensaje detrás de esta canción? 

Esta canción es una reflexión sobre el viaje como un estado mental y no como una situación social. Nos hace creer que salir de nuestro país o viajar va a hacer que África se desarrolle y no es así. Tenemos que quedarnos para luchar nosotros por una África nueva.

¿Cómo le inspira África? 

La música es la primera religión de África (risas). Sabes, las mujeres cantamos todos los días sin pensar en el tono o en la letra de lo que cantamos. Cantar nos ayuda a liberar lo que sentimos. Yo crecí así, con las voces y melodías de las madres que cantan. África y esas madres que cantan son lo que me inspira.

¿Cuáles son los desafíos con los que se ha encontrado como cantante africana? 

Dar a conocer mi música en mi país y en el mundo. Es difícil empezar desde cero, sin que nadie te conozca y ha sido un desafío que me ha hecho ser lo que soy ahora. Encontrar mi espacio, que la gente me conozca y respete lo que hago… Han sido pruebas que he ido superando.

¿Qué le motiva? 

Crear y llegar a la gente en Mali, España o Colombia. Es gratificante cuando ves que realmente le llegas a la gente. Independientemente del lugar donde estén, del idioma que hablen, de la religión que sea. Conectar con la gente me motiva

¿Qué es la música para usted? 

Para mí la música es esperanza y es el instrumento que une al mundo.

¿Cuáles son sus próximos proyectos?

Estoy trabajando en mi próximo disco que saldrá el próximo año. También he trabajado en un proyecto con el músico cubano Roberto Fonseca. África y Cuba tienen mucho en común y esta colaboración nos ha enseñado mucho. Hay futuros proyectos también con Roberto. En la música, Mali es la Cuba de África.

¿Qué es lo que cree que aporta la música africana al mundo? 

Si la cultura y en este caso la música africana está viva, podemos aportar nuestros ritmos, melodías y mensajes. Creo que llega un momento que hasta no importa la letra, la melodía nos conecta a todos.

¿Qué espera de su gira latinoamericana?

Para mí se ha abierto una nueva puerta. Quiero que la gente viaje a través de mis conciertos y voy a dar lo mejor de mí para que el público de este continente disfrute con mi música.

Si pudiera cambiar algo del planeta, ¿qué sería? 

La injusticia y lo cambiaría por amor. Sólo amor por favor…

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Desde afribuku queremos dar las gracias a Afropicks y al Teatro Colón de Bogotá por facilitarnos el trabajo. 

Más sobre Fatoumata Diawara: www.worldcircuit.co.uk/#Fatoumata_Diawara

Fotos de Ximena Vázquez

 

 

 

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