Los gigantes y cabezudos de Mozambique

Las actividades de calle no son algo nuevo en Maputo. El escritor Calane da Silva describió hace unos años el desarrollo de manifestaciones de carnaval en la ciudad de Lourenço Marques, antiguo nombre de la capital mozambiqueña, desde principios del siglo XX. Las marchas populares con música y disfraces tenían lugar en los barrios periféricos, donde se concentraba la mayoría de la población llamada indígena y mestiza. Ya entrados los años 60, estos pasacalles desembocaban en la Cidade de Cimento (Ciudad de Cemento), en la que residían mayoritariamente blancos, indios y asimilados. Esos días el régimen colonial hacía la vista gorda a los preceptos de segregación colonial y permitía una fiesta que mezclaba máscaras, disfraces y la incipiente música urbana. Incluso la implacable PIDE (policía secreta de la era colonial) permitió que el acontecimiento transcurriera con cierta normalidad, aunque trató de establecer límites a medida que la explosión del movimiento independentista tomaba forma.

A lo largo del siglo XX, el carnaval fue ganando fuerza, principalmente en los barrios de Malhangalene y Maxaquene, y  fue aproximadamente en los años 90 cuando el carnaval entró en decadencia hasta el punto de que hoy en día apenas se mantienen algunas muestras de esta manifestación popular en el barrio de Matola. En los últimos años algunas empresas privadas han lanzado propuestas con el lema de recuperar una de las mayores tradiciones de la ciudad de Maputo. Sin embargo, la mayoría suelen estar salpicadas de un barniz comercial de mal gusto que se distancia bastante del carácter espontáneo de otros tiempos. También se anuncian cada año fiestas brasileñas de carnaval en locales más selectos organizado por expatriados de Brasil, aunque suelen ser eventos donde gran parte del público forma parte de la elite local y extranjera.

Con todo, en una ciudad de clima subtropical, la calle es uno de los emplazamientos donde más tiempo pasan los mozambiqueños, con lo cual los espectáculos al aire libre siempre gozan del público que en ocasiones echan en falta los centros culturales. Existen pequeñas asociaciones de barrio que promueven modestos espectáculos de calle que se manifiestan a través de zancos, malabares, música y algún que otro esporádico escupidor de fuego. Ha habido otras iniciativas notables como el espectáculo de los colombianos Palo K Sea, que juntó a 15 percusionistas de las Orquestras Amadoras de percusión de la periferia y 15 bailarines de danza contemporánea. Al concluir este tipo de experiencias, la sensación tanto de los actores culturales como del público es la misma: estas iniciativas ofrecen un acercamiento único por parte de los artistas a los ciudadanos con menores posibilidades de acceso a la cultura. Asimismo, estas propuestas ofrecen una perspectiva única de la ciudad en la cual la calle se transforma en el espacio central de convivencia ciudadana.

En 2011 el Centro Cultural Franco Mozambiqueño planteó la posibilidad de crear un grupo de calle en Mozambique, al estilo de la compañía francés Les Grandes Personnes y de su filial africana Boromo – Les Grandes Personnes d’Afrique de Burkina Faso. Con financiación del programa Proyecto de Apoyo a Iniciativas Culturales en los Países de Lengua Oficial Portuguesa (PAIC-PALOP) de la Unión Europea el programa pudo llegar a buen puerto. Se creó la Associação Marionetas Gigantes de Moçambique, que dirige la productora cultural portuguesa Ana Lúcia Cruz, afincada en Maputo desde hace varios años. Cerca de 40 artistas de diferentes vertientes artísticas de Guinea Bissau, Francia y Mozambique se pusieron manos a la obra y fueron confeccionando las máscaras y marionetas de gran formato.

El proceso creativo arrancó con la concepción de los personajes de la compañía a través de sesiones de discusión sobre problemáticas sociales que inquietan a los mozambiqueños. La familia de Las Grandes Personas no entiende el proyecto sin reflejar ciertos aspectos que preocupan a la mayoría. La corrupción, la marginación de los discapacitados o la pobreza son cuestiones que destacaron los participantes. Dentro de ese imaginario, los artistas montaron la estructura inicial con barras de metal y material reciclado como botellas de plástico. Tras ese primer paso, fueron dando vida a las facciones de los personajes con una base barro y papel maché.  Un estilista fue ideando la vestimenta para acabar de completar la personalidad de cada marioneta. De todo ese proceso nacieron unos protagonistas que representan el universo social del Mozambique actual: Moisés el corrupto, Mpili la vendedora, Antonio Mazanga el policía, Alzira la adolescente, Madalena la clienta rica, Nyankuav la curandera, Papaito el deficiente y Zaida la cliente pobre. Todos ellos son perfectamente identificables por cualquier persona que conozca la realidad del país. Ninguno es ajeno al complejo entramado de tensiones de poder que se corresponden con las principales dificultades cotidianas que reinan en el país desde poco después de su independencia.

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Las Marionetas Gigantes de Mozambique se estrenaron en el año 2011 con el espectáculo “El bazar y sus…”, que fue presentado en el Mercado Central de Maputo y en el popular del barrio de Ximpamanine. También estuvo presente en la 5ª edición del Festival de Marrabenta y fue uno de los platos fuertes del célebre Bushfire Festival de Swazilandia hace un par de años. El interés por moverlo no falta, tanto dentro como fuera del país. El año pasado, estos personajes gigantescos se pasearon por las pintorescas calles de Évora (Portugal), en la 13º Bienal de Marionetas de esta ciudad. Queda pendiente ver si este año habrá propuestas que hagan circular a otro lugar a estas grandes personas, que no dejan de ser una gran reflejo de los problemas de grandes dimensiones de Mozambique.

Reportaje sobre el proyecto:

Para más información:

http://marionetasgigantesdemocambique.blogspot.com.br